14.2.07

Amor y matemáticas

Ojalá el amor fuera algo tan fácil de decidir como un uno o un cero, como un "te quiero" o un "no te quiero".

O tal vez no. Tal vez sea más fácil vivir en los múltiples puntos intermedios entre esos dos estados. Supongo que se podría inventar alguna función matemática. Un límite al que tiende el amor en función de otras variables. ¿Os acordáis de los tiempos del instituto?
Claro, la cosa no puede ser tan sencilla. Si el amor dependiese de una única variable (llámalo x, y sustituye x por respeto, o por cuidado, o por entrega, o por paciencia), la cosa sería fácil y casi seguro que la función sería lo que matemáticamente se llama contínua, y desde luego el límite estaría perfectamente definido.

Un suponer, un problema. Siendo a la función que representa el amor; cuando el respeto r tiende a cero, ¿a donde tiende la función?.
La respuesta era evidente, quien no sea capaz de ver la relación lo lleva muy mal, para mí que suspende el curso.

Claro, dependiendo de los valores que vaya tomando la variable que nos interesa, el límite tendería a cero (indiferencia), a más infinito (te querré siempre) a menos infinito (te odiaré siempre) o a un punto concreto y determinado ("hasta aquí, te quiero; pero no te pases").

No sé mucho de matemáticas, y desde luego no sé si se podría hallar el límite de una función con varias variables. Para mí que no. O sea, siendo r respeto, c cuidado, e entrega y p paciencia, en función de las variables, ¿a dónde tiende el amor?:

Definitivamente, la cosa sería más sencilla si el amor fuera digital y binario. Sí o no, blanco o negro, uno o cero. Al menos, si se pudiera resumir en pequeños trocitos que pudiéramos examinar. O grabar en un lápiz usb para cuando fuera necesario.


Sea como sea, creo que hoy (yo, que aborrezco las celebraciones a fecha fija) me esforzaré por maximizar los límites de mi amor, y de que ella lo sepa. Porque hoy, tanto tiempo después, sigue siendo algo importante e irreemplazable en mi vida.

A todos, feliz San Valentín.


12.2.07

Armas de destrucción masiva

No es noticia, pero más de uno se quedará tranquilo al comprobar que existían, y aún existen.

Existían, existen y están entre nosotros. Si bien no son mortales de necesidad, los daños resultan irreparables. Las autoridades en este caso han decidido no tomar medidas, aunque prefiero no imaginar el motivo.



Por mi parte, siéntanse libres de bombardearles, o llévenselos a Guantánamo.

(Ahora que lo pienso, el título... ¿tal vez no era destrucción, sino distracción? Bueh, total...)

7.2.07

Satyagraha

De qué modo todo cambia, todo se tergiversa, todo se convierte en un calcetín que se da la vuelta en función del propio punto de vista (o de ceguera).

El término sánscrito Satyagraha significa algo así como "lucha por la verdad". Pero en el ideario de Gandhi, que fue quien lo popularizó, implica más cosas. Supone la lucha por algo justo, aún a costa de grandes sufrimientos personales. Y sobre todo, implica el deseo de cambiar al oponente mediante la fuerza del amor y de la verdad. Lleva aparejado de modo indisoluble la ahimsa, significando la no-violencia física y mental.


Gandhi ayunaba para cambiar lo que había a su alrededor, para ejercer presión sobre sus oponentes o sus partidarios, era un ayuno apoyado en la propia espiritualidad que pretendía cambiar el corazón de los otros, a los que siempre consideraba dignos de respeto, por más que adoptasen posturas contrarias a la suya. La ahimsa no se limita a ejercer una resistencia pasiva, pretende subvertir las ideas del otro hasta cambiarle en lo íntimo.

Las huelgas de hambre son un modo de llamar la atención a la sociedad, haciendo que se fije en un estado de injusticia irresoluble por otros medios. Implican el deseo de derribar una ley o una situación de abuso, pero no conllevan ninguna idea de mejora personal, ni en uno mismo ni en el otro. Son una medida de presión para que ese otro acepte ciertas exigencias, pero no pretenden cambiar su corazón.

Casi siempe el ayuno y la huelga de hambre son respetables, por lo que tienen de renuncia y de disposición al sacrificio personal. Casi.

Cuando un asesino reconocido y jactancioso decide denunciar una situación personal que considera injusta, duele ver que precisamente manipula un arma -en sus manos lo es, sin duda- que los no violentos crearon y usaron para el interés común.

Supongo que Gandhi, Lanza del Vasto, Luther King se remueven en sus muertes y le esperan, deseosos de explicarle un par de cosas.