No soy fetichista. Me gustan las cosas por la utilidad que me prestan. Debe de ser por eso por lo que resulta -dicen- tan difícil hacerme regalos. No me encariño con los objetos, ni les adjudico un valor más allá de su uso inmediato o futuro.
Y por eso, aunque soy un lector compulsivo, no me gustan los libros de un modo especial. Si quiero leer algo y no tengo quien me lo preste, lo compro. Si lo hay en edición de bolsillo, mejor que en rústica (mientras la presbicia me lo permita). Realmente no son los libros lo que me gusta: es la lectura.
Por eso, mi Baronesa ayer me regaló uno de mis objetos codiciados. No por el cacharro en sí, sino porque espero que me proporcione muchas, muchas horas de placer. Digo yo que será por eso que el simbolito de estos señores es una sonrisa.
1 comentario:
Con este fistro de lector de e-books aún te vamos a ver el pelo menos que ahora...
(Es un decir).
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