28.9.09

La zona gris

Me gustaría ser capaz de utilizar más a menudo palabras rotundas y definitivas: Nadie, siempre, todo. Olvidar los creo que, los supongo, los me parece.

Aumentaría así el propio contraste: no sería uno presa de la indefinición. Los demás sabrían siempre de qué lado me encuentro, qué pueden esperar de mí, qué políticos son santo de mi devoción.

Sería mejor un mundo en el que todo estuviera claramente definido: eres de los míos o de los otros, blanco o negro, te amo o te odio. Sin medias tintas, sin zonas intermedias, sin cuerdas flojas por las que verse obligado a transitar.

Aunque realmente, poco importa: No se admiten bordes borrosos, uno se convierte en otra pieza de Tetris. Ya saben los demás por dónde anda uno, qué gustos adjudicarle, a quién ama y a quién aborrece. Y si no lo saben, le adjudican una zona a la derecha o a la izquierda, en lo verde o en lo azul. Si no encajas, ya lo harás. Y si no, como si lo hicieras.

7.9.09

Propósito de enmienda

Como dice Cal en un comentario, hace "el huevo" que no actualizo. Qué voy a contar que no sea más que sabido. Las novedades, esencialmente, consisten en los pequeños o grandes acontecimientos familiares y laborales. Como siempre, el tiempo manda y el dinero lo condiciona. O al revés.

Pero el principio del año trae nuevas cargas y nuevos proyectos. Entre ellos, el de abandonar cosas fuera de casa para dedicar más tiempo a la familia, y sobre todo a los niños y sus estudios. El año (léase curso) pasado fue una locura de reuniones y tardes liadas con mil historias ajenas. Y en cierto modo, la casa sin barrer, o mi Baronesa sola con la escoba. Así que la decisión está tomada: ya que me he cortado la coleta, sólo queda colgar los trastos de matar. Que vengan otros a ocuparse, si quieren. Uno bastante tiene con lo suyo.

Lo mío, si puede ser, incluirá también dejarme caer por aquí de vez en cuando. Palabrita.