14.6.11

Ni puta idea

No se enteran de nada. Siguen jugando a sus juegos, en sus reuniones exclusivas, en sus torres de cristal. Se sienten seguros, convencidos de que el mundo seguirá siendo como ellos desean, sometido a sus intereses.

Y probablemente así será. El poder seguirá siendo suyo, pero cada vez estarán menos seguros. En español, unos perroflautas (se) organizan y les montan un tinglao pocos días antes de las elecciones, y cambian la dirección de cientos de miles de votos. En islandés, por fin un político negligente (o corrupto) se sienta ante un juez por vender su país a los bancos. En italiano, ven como un referendum que pretendían minimizar ha crecido y crecido, y finalmente les ha estallado en la cara(dura).

Dice nuestro futuro no presidente que sin Internet estaríamos más seguros. Se equivoca únicamente en la persona en la que conjuga. Son ellos los que estarían más seguros, a salvo de los ciudadanos que les votaron, y que antes o después acabarán por pedir que se cumplan sus deseos. Aunque de modo ignorante, o hipócrita o maquiavélico conviertan en terroristas a unos hackers.

Muchas veces dudo y creo que son retorcidos y olvidan de qué modo la manipulación de la información le puede amargar la vida a un gobierrno, y de qué modo lo pueden acabar pagando en las urnas. Pero finalmente, acabo pensando que simplemente no tienen ni puta idea de lo que va esto.

1.6.11

Peter Parker y yo

Hace algún tiempo me criticaba una amiga:

- Es que no sé porqué no os podéis poner un nombre normal en el correo electrónico o en el feisbuc...

(ella dice y escribe feisbuc, y bien dicho queda)

Y no es que no tenga razón, porque el tener personalidad múltiple no trae más que complicaciones. A Peter Parker y a mí nos ha traído muchas, cómo no. La menor de las cuales es tener que atender tres cuentas de correo, amén de los follones que arma uno cuando no se da cuenta de a quién escribe desde cuál de ellas.

Pero es que cuando uno empezó -hará tal vez catorce o quince años- en esto de Internet y el correo electrónico nadie usaba su nombre real ni nada parecido. Nadie. Uno se buscaba algo fácil de recordar, graciosillo o cursi, según sus inclinaciones.

Pero Peter y yo llevamos tiempo dándole vueltas a la cosa de hacer pública nuestra identidad real, la que nuestros padres nos dieron, la que aparece en el DNI. Porque ni él ni yo hacemos nada malo, antes al contrario: ayudamos a quien podemos, sobrevivimos con lo que ganamos.



Es cierto que poner en el perfil de uno un camaleón o un huevo tipo twitter le ahorra a uno el rubor de ver su cara en cualquier sitio insospechado o indeseado. Pero tal vez sea un modo de ir mejorando de esto de la doble personalidad, que tal vez ya es hora.

Un día de estos me decido, sí.