5.6.07

La tristeza del cristal

Nos conocimos hace años, muchos años, y desde entonces intentamos ser amigos. Cuando ambos esperábamos que la vida sería algo tan maravilloso como nos mereciéramos. A ella la desengañaron enseguida, yo tardé algo más.

Nuestra relación ha sido la del visitante y los peces en un acuario. A veces uno de los lados llama la atención del otro, incluso despierta el interés o el intento de comunicarse. Pero en medio, siempre el cristal.

Cuando un humano se sumerge en el agua sus movimientos se vuelven torpes, su visión borrosa. Si un pez se sumerge en el aire es incapaz de sostenerse, por más que busque la ingravidez que el agua le proporciona. Cualquiera de los dos tiene los minutos contados, más allá de la superficie, hacia un lado u otro. Es incapaz de respirar, pero también lo sería de mantener su temperatura o su piel en buen estado si sobreviviese el tiempo suficiente sin oxígeno.


Así estamos. Ambos creemos saber cuánto nos quiere el otro, cuánto nos necesita. Pero cuando cualquiera de los dos ha intentado estar más cerca del otro, establecer una auténtica comunicación, ha sido un desastre. Hemos sido incapaces de salvar las diferencias entre nuestros mundos, tan distintos. Con los años, uno se vuelve más acuático y el otro más terrestre. A veces, un chapoteo en la superficie o una visión -distorsionada, siempre- a través del vidrio nos recuerda la existencia del otro, nos hace añorar su cercanía.

Es vital para ambos recordar que la importancia del cristal no radica en ser una barrera que separa, sino algo que sujeta cada parte del mundo en su lugar. Si faltase, alguien moriría ahogado.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bonito, me ha gustado el post.
Un beso
Paqui

Anónimo dijo...

No puedes llegar a imaginarte lo que es nadar entre delfines. Te sientes ridículo e indefenso, y lo que es peor, te das cuenta que ellos lo saben. Y así y todo lo volverías a hacer mil veces.

Arcángel Mirón dijo...

Durísimo post. Durísimo. Ahoga. Asfixia. Desespera.

Entiendo lo que decís. Los cristales, como las demás fronteras, tienen más significado que el que se adivina.

Toy folloso dijo...

Desde el post que acabo de publicar, direcciono a mis hordas de amabilísimos lectores a ver esta increible obra de arte que es una de tus primeras entradas, la 4.
Nyman, Balanescu....¿recuerdas?.
Tu blog es para paladearlo despacito....

Sebastián Puig dijo...

Lo mejor que he leído de ti, neo. Una maravilla de cabo a rabo. Una nueva perla para mi blog.

Saludos.

Javier Luján dijo...

Es una buena manera de explicar la imposibilidad de dejar de estar solos en la vida. A cada uno de nosotros nos rodea ese cristal que nos separa de los demás.
Me ha gustado.
Un saludo.

Paula dijo...

Me recuerda y me emociona a la película "el gran azul", una de mis favoritas.

Quizá no todas las partes del mundo deban estar en su lugar, si queremos que algo cambie

pero sólo es una sugerencia

un abrazo

Anónimo dijo...

Lo peor de este post es que los que te conocemos buscamos si de quién hablas es de quién nos imaginamos. Lo mejor, lo bien escrito que está. "Mu potito"