12.9.06

Tres quintas, cuatro cuerdas

Has visto cientos de veces un violoncello (abreviadamente cello, se pronuncia chelo). En efecto, no es eso que se toca en las bandas de jazz: eso es un contrabajo, es más grande y se toca de pie. El cello se ve en las orquestas, justo a la derecha del director. No es un instrumento tan brillante como el violín, o como la flauta o el piano.

Cuando empiezas a tocar el cello todo parece hecho a propósito para que estés incómodo. Se apoya en el pecho y se sujeta entre las piernas. Se apoya en el suelo mediante una pica metálica. El mástil queda a la izquierda de tu cabeza. Tu brazo izquierdo se dobla, en un ángulo casi paralelo al suelo.

La primera vez que coges el arco la posición de la mano resulta incómoda, parece imposible que puedas manejarlo sin que se caiga, o que puedas hacerlo moverse por donde tú quieres. Además, si has comprado un instrumento nuevo, lo pones sobre las cuerdas y lo mueves y ¡no suena absolutamente nada!. Resulta que el arco debe frotarse periódicamente con una resina que es la que hace que se "agarre" a las cuerdas y las haga vibrar. Esa resina debe renovarse periódicamente, o te arriesgas a que cuando estás tocando la cuerda correspondiente no emita el sonido que debe, sino un armónico que será dos o varias veces más agudo que la nota deseada, y que pondrá de punta tus nervios y los de los pobres que estén a tu alrededor.

Las cuerdas son parecidas a las de la guitarra, solo que más gruesas. Tocadas al aire, y de más grave a más aguda, emiten las notas do, sol, re y la. Son notas separadas entre sí por lo que se llaman quintas en solfeo (por ejemplo: do-re-mi-fa-sol; cinco nombres de nota, una quinta).


Y lo que realmente asusta es que, al contrario de la guitarra, no hay trastes que marquen el sitio donde poner el dedo para tocar otras notas, para hacer escalas o arpegios. En un piano, cuando tocas do, suena do. Ni más ni menos. En el cello, debes conocer el instrumento, tu propia mano y tu propio brazo para saber cómo debes colocarlos para obtener la nota que buscas. Si pulsas la cuerda dos milímetros más arriba o más abajo, desafinas.

Es decir, es una putada de instrumento.

O no.

Dicen que el cello es el instrumento que más se parece a la voz humana, y tal vez sea por eso por lo que tiene esa capacidad de conmover.

Si lo tocas, cuando simplemente deslizas el arco por una de sus cuerdas al aire -supongamos el sol-, la vibración se transmite a tus oídos, pero también a tu cuerpo entero a través del apoyo que hace en tu pecho. Y cuando vas aprendiendo a tocarlo y consigues extraer melodías de él, es un misterio qué se activa en ti, qué neurona o chakra oscila, pero es algo que va aún más allá del placer, del enorme placer que produce escucharlo.

Un ejemplo: Las seis suites para cello solo de Bach, por Yo-yo Ma (un trocito)

3 comentarios:

autonauta dijo...

dios qué bien, con un trocito tan pequeño y me he conseguido calmar (llevaba intentandolo todo el dia). gracias

Paula dijo...

Qué manera tan sensible de contar cómo un instrumento transmite algo más que notas musicales

Gracias por contarlo

Anónimo dijo...

MARAVILLOSO,ACTIVO MI ENDORFINA .L'PAMPI.GRACIAS