2.4.07

Sueño literario

Hoy he soñado un libro de Paul Auster, o tal vez mío.

Siempre he dicho que si no escribo más cuentos, o alguna novela, es porque me cuesta mucho trabajo crear historias dignas de ser contadas, creíbles y con sentido. Teniendo la historia, escribirla es un esfuerzo relativo, más de laboriosa artesanía que de pura creación. Envidio a quienes son capaces de imaginar personajes y situaciones como para escribir libros de cuentos con treinta o cuarenta relatos.

Mientras dormía, sabía que soñaba un libro. El sueño era como la imaginación que aporta imágenes cuando leemos, de ese modo tan especial en el que se mezcla la visión del autor con la nuestra. Oía o leía las palabras, y las imágenes las reflejaban. Me encontraba en la piel del personaje, sabiendo que no era a mí a quien le ocurrían esas cosas, pero aún así sintiéndo las emociones que él vivía. Supongo que es difícil de imaginar, pero en su momento todo transcurría naturalmente, en las diversas capas que componían el mundo onírico y literario. El protagonista (americano, cómo no) y su vida, su padre, la mujer a la que conocía y terminaba amando, sus peripecias y los ambientes (finalizaba en Portugal, en un pequeño pueblo cercano a Lisboa) eran perfectos para una novela de Auster.
Una vez despierto, pese a mis esfuerzos, no consigo reestablecer la lógica de la historia, que en su momento era perfecta. Me siento incapaz de plasmarla de un modo coherente. Supongo que si Auster termina por escribirla, podré decirle a alguien: "Ésa era, es la que yo soñe". De algún modo, compartiré críticas y éxito con él.

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