1.11.11

Los muertos

Ayer, en casa de la madre de la Baronesa, pusieron un altarcito. En una mesilla de noche, una velita rodeada por fotografías de los que ya se convierten en polvo o ceniza. Las fotos rebasaban ya los bordes de la mesilla, amenazando caerse. Cuando se lo comenté de modo jocoso a mi suegra, me dijo "pues a ver cuándo me voy yo también para allá, porque para estar aquí así de jodida..."

Cumplimos años o los gastamos, y una de las consecuencias directas es que cada vez conocemos más gente en el otro barrio, y de modo inevitable nos queda menos gente querida de este lado.

¿Entonces, para qué malgastar el tiempo con tristezas sobre los que se fueron? Prefiero recordar los buenos momentos con ellos, y agradecerlos. Me cierro a la tristeza de la ausencia. Miro a mi alrededor y veo a quien tengo cerca, disfruto de su presencia, la agradezco también.

Carpe diem.

3 comentarios:

Calamidad dijo...

Carpe diem, NeoGurb. Yo suelo decir que lo que haya que hacer, mejor hacerlo en vida. Luego, después de muerto, ¡vaya usted a saber!

A mí ya no me queda nadie aquí. No es cuestión de edad, aunque, sí, influye.

Besotes.
Cal.

Ana dijo...

Neoísta: ¿Ves como eres optimista?


Las personas mayores no tienen tantas posibilidades de distraerse como los jóvenes. Y se ponen a pensar y hablar con sus muertos. y le dan vueltas al "más allá", que sin duda se lo imaginan más agradable si allí les reciben los que se fueron...

En fin, no quiero escribir mas, que me entra "vértigo". De momento a disfrutar alocada e inconscientemente...
¡Y muchos besos!

Ana dijo...

¡Ay! En este mundo internautero ya no puede una ni inventarse palabros...

Neoísta lo escribí con toda inocencia porque rimaba con Optimista. Y resulta que ya tiene un significado en la red -no he querido profundizar en él-.

Así que, rectifico, donde dije Neoísta, digo NeoGurbista.
En estos tiempos hay que volverse enverresevesado...