29.8.06

León

Para el verano de mi ciudad no son las bicicletas, sino los libros. Con cuarenta grados no hay dios que se ponga a pedalear, bastante arriesgado es ponerse bajo el sol, incluso a pie.

Los veranos son para leer. En cualquiera de sus modalidades clásicas: Sofá, sombrilla o árbol.

Este año me he vuelto más malo. He descubierto que en Internet también se pueden encontrar cientos de libros. Y la consecuencia es que he dejado que mis vicios se apoderen -también- de mi tiempo laboral. Pese a tener a mis compañeros de vacaciones, sigo teniendo varias horas de nulo trabajo, así que aprovecho y continúo en la pantalla del ordenador el libro que estoy leyendo en casa, en el trabajo, en el autobús.

Los libros caen como moscas...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Vas a tener que hacer (y compartir) listas tú también...

Yo, fíjate, me considero incapaz de leer (un libro) en la pantalla del ordenador. Me gusta, además de leerlos, tocarlos, olerlos, y, ya sabes, subrayarlos. ;)