Ojalá el amor fuera algo tan fácil de decidir como un uno o un cero, como un "te quiero" o un "no te quiero".
O tal vez no. Tal vez sea más fácil vivir en los múltiples puntos intermedios entre esos dos estados. Supongo que se podría inventar alguna función matemática. Un límite al que tiende el amor en función de otras variables. ¿Os acordáis de los tiempos del instituto?
Claro, la cosa no puede ser tan sencilla. Si el amor dependiese de una única variable (llámalo x, y sustituye x por respeto, o por cuidado, o por entrega, o por paciencia), la cosa sería fácil y casi seguro que la función sería lo que matemáticamente se llama contínua, y desde luego el límite estaría perfectamente definido.
Un suponer, un problema. Siendo a la función que representa el amor; cuando el respeto r tiende a cero, ¿a donde tiende la función?.
La respuesta era evidente, quien no sea capaz de ver la relación lo lleva muy mal, para mí que suspende el curso.
Claro, dependiendo de los valores que vaya tomando la variable que nos interesa, el límite tendería a cero (indiferencia), a más infinito (te querré siempre) a menos infinito (te odiaré siempre) o a un punto concreto y determinado ("hasta aquí, te quiero; pero no te pases").
No sé mucho de matemáticas, y desde luego no sé si se podría hallar el límite de una función con varias variables. Para mí que no. O sea, siendo r respeto, c cuidado, e entrega y p paciencia, en función de las variables, ¿a dónde tiende el amor?:
Definitivamente, la cosa sería más sencilla si el amor fuera digital y binario. Sí o no, blanco o negro, uno o cero. Al menos, si se pudiera resumir en pequeños trocitos que pudiéramos examinar. O grabar en un lápiz usb para cuando fuera necesario.
Sea como sea, creo que hoy (yo, que aborrezco las celebraciones a fecha fija) me esforzaré por maximizar los límites de mi amor, y de que ella lo sepa. Porque hoy, tanto tiempo después, sigue siendo algo importante e irreemplazable en mi vida.
A todos, feliz San Valentín.
O tal vez no. Tal vez sea más fácil vivir en los múltiples puntos intermedios entre esos dos estados. Supongo que se podría inventar alguna función matemática. Un límite al que tiende el amor en función de otras variables. ¿Os acordáis de los tiempos del instituto?
Claro, la cosa no puede ser tan sencilla. Si el amor dependiese de una única variable (llámalo x, y sustituye x por respeto, o por cuidado, o por entrega, o por paciencia), la cosa sería fácil y casi seguro que la función sería lo que matemáticamente se llama contínua, y desde luego el límite estaría perfectamente definido.
Un suponer, un problema. Siendo a la función que representa el amor; cuando el respeto r tiende a cero, ¿a donde tiende la función?.
La respuesta era evidente, quien no sea capaz de ver la relación lo lleva muy mal, para mí que suspende el curso.
Claro, dependiendo de los valores que vaya tomando la variable que nos interesa, el límite tendería a cero (indiferencia), a más infinito (te querré siempre) a menos infinito (te odiaré siempre) o a un punto concreto y determinado ("hasta aquí, te quiero; pero no te pases").
No sé mucho de matemáticas, y desde luego no sé si se podría hallar el límite de una función con varias variables. Para mí que no. O sea, siendo r respeto, c cuidado, e entrega y p paciencia, en función de las variables, ¿a dónde tiende el amor?:
Definitivamente, la cosa sería más sencilla si el amor fuera digital y binario. Sí o no, blanco o negro, uno o cero. Al menos, si se pudiera resumir en pequeños trocitos que pudiéramos examinar. O grabar en un lápiz usb para cuando fuera necesario.
Sea como sea, creo que hoy (yo, que aborrezco las celebraciones a fecha fija) me esforzaré por maximizar los límites de mi amor, y de que ella lo sepa. Porque hoy, tanto tiempo después, sigue siendo algo importante e irreemplazable en mi vida.
A todos, feliz San Valentín.
7 comentarios:
Cada día se hace más y más complicado decirle a alguien que le quieres. :)
Discrepo con Amanda. Nada es más sencillo que decir "te quiero" a la persona amada, eso sí, sintiéndolo. Personalmente, el único día en el que no me da la gana regalarle nada a María José es San Valentín. Tengo otras maravillosas 364 jornadas para hacerlo.
Y tu post, eso sí, es maravilloso: fresco, ocurrente, emocionante. Te felicito, amiga.
(Anda, no sé por qué, creía que eras "amigo" y no "amiga".
Bueno, pues encantado de nuevo.)
"AmigO" soy, o al menos intento serlo de mis amigos.
El buen rythmduel, que tuvo un lapsus digitalis, supongo.
El amor y la matemática no hacen buena pareja.
Gracias Neogurb, tu post me ayudo a escribir algo relacionado en mi blog
Caramba eso es lo que yo llamo una percepcion mas alla de los sentidos
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